El
jueves pasado introdujimos este tema centrándonos en aspectos más técnicos y explicando qué es la distancia focal de un objetivo y qué otros parámetros lo definen (especialmente éste y la luminosidad). Os decía entonces que estos dos factores son claves ya que cambian totalmente el aspecto de una fotografía.
Hoy vamos a intentar enfocar todo esto de una forma más práctica, con imágenes que ilustren estas diferencias. Nos centraremos sobre todo en la distancia focal, ya que la luminosidad, como os contaba el otro día, es decir, la máxima apertura de nuestro objetivo influye en lo que llamamos la profundidad de campo (DOF = Deep of field) y de eso, que tiene su miga, hablaremos largo y tendido en otra ocasión.
Resumiendo, para centrarnos, recordad que la longitud focal condiciona:
- el aumento o ampliación
- el ángulo visual
- el área enfocada
- las proporciones entre los elementos de la escena
Es por esto que los objetivos se clasifican fundamentalmente en función de su distancia focal y habíamos hablado de objetivos normales, gran angulares o teleobjetivos.
Vamos a ver con detalle cada uno de estos grupos y en qué se traduce, a efectos de la imagen, el colocar uno u otro delante de nuestra cámara. Es algo un poco anticuado y poco creativo el decir que cada distancia focal tiene un uso específico. Y como todas las recomendaciones esta no va a ser la que no tenga excepciones. Ya que en realidad casi cualquier objetivo sirve para casi cualquier tema... la cuestión es la visión que quieras darle a tu fotografía. Pero sí es verdad que como siempre, para saltarse las reglas, hay que conocerlas y no está de más saber qué características tiene cada grupo de objetivos y por qué se han recomendado especialmente para un tipo u otro de fotografía.